El momento más triste es este:
verte dormido sin poder salir
de debajo de las sábanas,
luchando contra fantasmas
sólo,
sin siquiera poder ponerles nombre
o relatarlos
o delinear su contorno con un lápiz
o cualquier cosa
que permita empezar a confinarlos
en una concretitud
más fácil de entender
y de sobrellevar.
No sirve acercarme
Ni hablarte
Ni amarte
Ni enojarme
Ni gritarte
Ni besarte.
No sirve ponerte por delante
las precarias opciones que la vida da,
no sirve arrastrarme por los techos
o tirarme de los pelos en un acto tan desesperado
que Dios no tendría otra salida que ponerse de tu lado.
No sirve hablar, pensar, idear estrategias y rutas alternativas:
nuestro diálogo no fluye,
Y no se me ocurren ya maneras de que ocurra.
El momento más triste, es este.
Sil, 28 de agosto de 2017