sábado, 14 de noviembre de 2015

Me gustaría saber
que esto no es real
que es algo de lo que uno puede deshacerse
fácilmente.
Y al final de cuentas
siempre está ahí
siempre vuelve,
a veces tiene tu cara
a veces tu pelo
a veces tus labios endurecidos
a veces toma el lacerante contorno del sonido
de tu voz, se corporiza en tus palabras
y se vuelve a meter dentro mio
insidiosamente, por  mis mejillas,
petrificadas, inevitablemente.

Sín título, noviembre, 2015 

lunes, 9 de noviembre de 2015

GUARDAR COMO

¿Se puede escribir poesía en una compu?
Extraño la Olivetti de mi amiga Vero,
esos días en mi departamentito
de la calle Gascón,
sin teléfono
sin celu
sin opciones de interlineado,
el mundo mirado a través de mi ventana lateral.

Y sin embargo,
encuentro esa continuidad adentro mio,
una cierta viscosidad interna
que se siente
principalmente
a la altura del pecho,
algunos días,
no todos,
no todos,
no todos,

hoy un poco.

Silvina, noviembre 2015

domingo, 8 de noviembre de 2015

SI ME DAS LA MANO

Vos estás ubicada en el centro
de mi sistema solar,
recostada sobre unos pies desiguales
a la hora de dar dos pasos más allá,
hacia la pobreza de mi alma.

Tu lugar es muy cómodo
aparentemente
lugar de piedras tibias en un nido falso,
desde la muerte los únicos que llegan
son los ecos fantasmales del día
en que tus ojos negros
fueron sellados por la zona más débil
de las pestañas.

No deseo cargar con la pesada armadura de
tu partida,
ni lacerar cada mucosa sensible de mi piel.
Las mañanas son insoportablemente
tristes cuando tu sombra revolotea
mi cuarto y no tiene ningún sentido
simular pequeñas muertes
cotidianas tus ojos saben,
tan parecidos a los mios,
que los callos de mis pies
se asientan ferozmente
sobre la tierra.

Llamemos al ángel dormido para
que medie y decida -dijiste-.
No
la lucha se decidió un noviembre
y el fallo me favorecía.

     Silvina, febrero 1991.

SIN TITULO

Entré y estabas con los ojos en blanco
o fijos quién sabe dónde, lejos,
o cerca o en un punto intermedio que
no acabo de percibir dónde queda.

La membrana que nos une es tan
fuerte que me asusta,
yo trato de cortarla todo el tiempo
pero a veces nuestras pupilas se
encuentran en el medio del fondo del
océano y es como decir 
¿que hacés por acá? 
pero yo sé qué estás haciendo
y vos sabés qué estoy haciendo.

Yo disimulo, porque en realidad
me enoja nadar en ese fondo
y mi mayor deseo es llegar a la
superficie. Cuando te veo respirar
el aire me sereno, porque la visión
de las branquias para poder sobrevivir
en el agua se asemeja mucho
más a una visión, o a una fantasía
y me imagino que no,
 que sos igual al resto 
y que encontrarte en el fondo
del océano
fue un sueño, un preocuparme
demasiado, una casualidad.

Mi propia estadía se transforma
en una caída rápida en el medio de
la noche, 
hacia una sacudida 
y la tranquila sensación de comprobar
que estoy entre las frazadas,
exactamente como alguna vez me pusiste
vos.

       Silvina, sin fecha.
SIN TITULO

Las inexplicables y pequeñas
soledades
la amargura de tus ojos,
caen sobre mi espalda
y me arrastran hacia el olor de tu cuerpo.
La trampa está lista
y yo caigo
para poder nadar en el fondo
de tu oscuridad.
Nunca sé cuando será
ni que vendrá después
pero en ese instante
la furia del deseo
y tus labios en mi piel
son lo único que importa.

                  Silvina, sin fecha.
SIN TITULO

Cuatro perros
murieron en la madrugada
mientras llovía
ceniza.

Una tormenta de
hilos ásperos
se encrespaba
en torno a sus cuellos.

Una rueda volaba
atrapada
entre ventanas.

Y mientras tanto yo,
dormía.

                                                 Silvina, sin fecha.

MANIFIESTO DE YO

Manifiesto que podemos ser así

Manifiesto que el alambre
que ensordece mis entrañas
por mi fue puesto.

Manifiesto que soy y punto
(mi letra es igual a vos, papá)

Manifiesto que no quiero que la muerte llegue
y que no es inútil el amor.

Manifiesto que los cochecitos dormidos
que esperan por mi se vayan.

Manifiesto que ese tango bajito
me entorpece.

Manifiesto que te quiero.

Silvina, diciembre 1988.

SIN TITULO

Cien mil ratas
chupando los despojos
Vos estás tan lejos
alcanzo a vislumbrar
sus bigotes húmedos
rozándote la boca.

¿Pudiste pensar que
a la vuelta de la esquina
el fuego dejaría
dos cadáveres mutilados
y trozos de carne quemada
expulsados por el corazón?

El esqueleto de tu mano
está cerca mio
pero el olor
me impregna el
cerebro
y es como esa bala
que no se detiene
ante la débil
resistencia
de mis venas.

¿Porqué amor mio
el dolor es tan fuerte?
Veo en tu mano
el puñal ensangrentado
y sólo
en ese momento
percibo
a la muerte
en los contornos
de tu cara.

Silvina, sin fecha
SIN TITULO

Quizás se trata
del ala delta que flota
sobre los sonidos
de tu voz

y no lo sé.

Quizás el color rojo es
como los trazos
que circundan
tu habitación,
y los metales
que debo aferrar
son los mismos que me atraviesan.

Quizás de vuelta
estoy flotando
en el Abasto
vacío,
dejado de lado,
aunque mi sonrisa
me dice
que lo prefiero
así.

Para Ale (poesía de colectivo) 13-3-1993
IRIS

Gotas de metal oxidado
caen
desmoronándose a golpes secos
arrojando polvo
liberando marcas violentas
en las máscaras que usamos
como si fuesen rostros.

Llueven surcos de sal
en tus mejillas
remolinos al compás
del viento caliente de tus
labios la noche
nos ha cercado
nuevamente.

Silvina, abril 1991.


SIN TÍTULO

Un remolino de paredes gigantes
y no importa total las luces
se apagaron hace rato.

Nosotros dos caminando
el bar seco y vos besándome
la mesa está tan cerca
y nos miran.

Es de noche
la calle cerrada es de cartón, de decorados mentirosos
si los pasos golpean en la vereda
y no resuenan.

No es que el mar
esté mal
es sólo que las manchas de tu piel
me recuerdan la arena.

Mayo 1990.
HOY PUDE HACERME INVISIBLE

Siento los párpados muy pesados sobre mis ojos
son gruesas capas de acero que aplastan
mi voluntad enclenque de mirar indistintamente
los cuatro pasajeros que están sentados detrás mio
en el colectivo.

La calle se va desplegando mansamente bajo las ruedas
este aire de tarde vacía se me contagia fácilmente
el empedrado no es suficiente para quebrar la
quietud y mis ojos se cierran pestañas cómplices,

Todo se deshace fácilmente hoy.


Silvina, febrero 1991.
SIN TITULO

El mar ha dado una tregua
ha pactado,
efímeras crestas
desbarrancan en la orilla,

Fragmentos de arena
anidan cerraduras
en sus huellas,
ilusionan,

como si la espuma amarga,

envuelta en bocanadas
de olas forcejeando
entre peces de órbitas
vacías,

escupiendo grumos de sal
que forman nubes
surcadas por un
casco de barco
sin proa,

no existiera.

Silvina, agosto 1991.
UNA IMAGEN

Pero si quisiéramos adivinar la imagen
dónde tus ojos recortados se hundirán
en la tierra,
me dirías
no es tiempo para imaginar adivinanzas,
dedos secándose secan almas
labios fríos enfrían el aire
que ya no circula entre montañas de miedo con nieve.

Pero si aún después de aceptar que ya no es tiempo de adivinanzas
la duda persiste
mi duda persiste
y me insta a imaginar
una imagen en la tierra
con tus ojos recortados que se hunden
y entonces ya sé
la respuesta.

Silvina, sin fecha.
POESIA SIN TITULO

Las paredes debieran abrazarse entre sí,
besarse en un juego amoroso
que las una, las distraiga de la obstinada
fuerza que ponen en interceptar caminos,
viaductos, puentes.

Ni que hablar de las ventanas,
mostrando una equívoca libertad azul,
como si uno pudiera atravesarlas
y con solo arrojarse al vacío
atrapar la plenitud del cielo que nos muestran.

Las paredes y ventanas no debieran existir
aunque su ausencia signifique
remontar las excusas que nos quedan
para justificar nuestros pies acalambrados,
aferrados, fijos,
resistiéndose al camino
que nos lleva
más allá.

Silvina, sin fecha.