El otoño ha llegado a destiempo,
ajeno a los cuerpos sin refugio
del calor que perfora la calle.
Hojas secas atraviesan mi ventana,
indiferentes
a los plátanos fosforescentes
recortados
contra el cielo del verano
en el que vos y yo
no estamos juntos.
Llueve
sobre una vereda
que parece tener sol,
amortiguando el eco
de nuestros pasos
que caminan hacia eso que
no seremos.
Silvi, sin fecha